AUMENTAR LA PRODUCTIVIDAD Y MEJORAR LA ALIMENTACIÓN Y LA SANIDAD DE LOS ANIMALES SON LAS MEDIDAS MÁS EFICACES PARA REDUCIR LAS EMISIONES DE LA GANADERÍA A NIVEL GLOBAL
La FAO publicó en diciembre de 2023 su informe (“Pathways towards lower emissions – A global assessment of the greenhouse gas emissions and mitigation options from livestock agrifood systems”- “Caminos hacia la reducción de emisiones: una evaluación global de las emisiones de gases de efecto invernadero y las opciones de mitigación de los sistemas agroalimentarios ganaderos”) en paralelo a la celebración de la cumbre climática COP28 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Según la Directora General Adjunta de la FAO, María Helena Semedo, “Más allá de evaluar las emisiones de referencia, este informe ofrece estimaciones de emisiones futuras en escenarios de aumento de producción y describe vías para reducir las emisiones mediante la aplicación de mejores prácticas bien establecidas en el manejo de animales. Demuestra claramente que los programas ambiciosos e innovadores y las intervenciones de amplio alcance tienen el potencial de doblar la curva de emisiones mientras crece la producción”.
Así, hace partícipe al sector ganadero de la Estrategia de la FAO sobre el Cambio Climático, enumerando las técnicas más indicadas para reducir el impacto sobre el medio ambiente de la producción de alimentos de origen animal, cuantificando su eficacia y exponiendo también las dificultades en su implantación.
El crecimiento previsto de la población mundial anticipa la necesidad de contar con suficientes alimentos para cubrir una demanda en ascenso. En 2050 el consumo de alimentos de origen animal será un 20% mayor que en 2020, lo que implica más emisiones ligadas a su producción, que contribuirán al calentamiento global.
Implantar prácticas sostenibles es clave para disminuir las emisiones y el impacto ambiental de la ganadería. Las intervenciones deben enfocarse tanto desde el lado de la oferta como de la demanda. En el informe se analizan medidas como la reducción del consumo de productos animales y el desperdicio de alimentos, que afectan a la demanda, y mejoras de las técnicas reproductivas e implantación de medidas reductoras de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) dirigidas a la producción.
Para cada una de las medidas citadas, la FAO analiza los datos disponibles y evalúa su impacto, indicando también qué condicionantes se han detectado para su aplicación en los diferentes escenarios posibles. Y su conclusión es que no todas las intervenciones analizadas obtienen resultados similares.
De hecho, al analizar el impacto estimado de la reducción del consumo de productos de origen animal la FAO indica que veces se simplifica en exceso al predecir cambios dietéticos inmediatos y universales, sin considerar los desafíos nutricionales y las limitaciones financieras que pueden hacerlos inviables, especialmente para los más pobres. También se han puesto muchas expectativas en las alternativas a la carne, pero hay cuestiones técnicas, éticas y políticas que contemplar en su desarrollo e implantación, sin olvidar las ambientales y las nutricionales. Y recuerda el papel de los animales como recurso económico, por lo que su desaparición impactaría negativamente en los países más empobrecidos. Importa también conocer el efecto sobre las emisiones de la sustitución de los alimentos de origen animal, ya que no es el mismo en países de alto o de bajo nivel de renta. Por todo ello, el impacto total estimado varía entre el 2 y el 5% de reducción sobre el total de emisiones.
Por el contrario, las actuaciones destinadas a mejorar la productividad y la eficiencia en toda la cadena de producción, así como las mejoras reproductivas, en la alimentación y la sanidad de los animales son las intervenciones más efectivas y prometedoras por su impacto para reducir las emisiones, promover la sostenibilidad y mitigar el impacto ambiental de la ganadería. Si se implementan conjuntamente estas mejoras, el sector ganadero podría reducir significativamente las emisiones (se estima que hasta en un 50%) y, al mismo tiempo, atender la demanda de productos animales prevista para 2050.
Pueden verse las técnicas consideradas en el informe de la FAO y las reducciones de emisiones vinculadas a cada una de ellas en el siguiente cuadro:
El informe evidencia que no existe una solución universal para reducir las emisiones del ganado y que deben comprenderse mejor las barreras que dificultan la implantación y ampliación de las distintas intervenciones, evitando enfoques simplistas. Adoptar las prácticas propuestas a nivel local y mantener las inversiones en el sector ganadero son claves para abordar los desafíos únicos encontrados en los sistemas de producción existentes, con diferentes especies animales y en diversos lugares, y poder alcanzar los objetivos de reducción previstos.
Las instituciones desempeñan un papel esencial estableciendo prioridades y facilitando la implantación de medidas climáticas ambiciosas mediante incentivos, legislación, directrices, educación, servicios de extensión, campañas de sensibilización y acceso a los mercados.
Concluye la FAO que la colaboración de todas las partes interesadas de los sectores implicados es fundamental para mitigar con éxito el aumento previsto en las emisiones ganaderas de GEI. Con los datos actualmente disponibles, este camino parece viable y eficaz.
Fuente: Artículo elaborado por la Asociación Española de Productores de Huevos (ASEPRHU)