Buenas prácticas para el bienestar animal en acuicultura
Los peces son los vertebrados más numerosos y variados, con más de 33.000 especies repartidas por todos los ecosistemas acuáticos. El pescado procedente de la pesca y la acuicultura es una importante fuente de alimentos ricos en nutrientes para miles de millones de personas. En Europa, la acuicultura representa el 20 % de la producción total de pescado, y la piscicultura europea cría más de 40 especies diferentes. A diferencia de otros animales de granja, ha sido solo recientemente que el bienestar de los peces de cría ha suscitado preocupación científica e interés público.
El conocimiento científico sobre el bienestar de los peces todavía tiene algunas lagunas en la mayoría de las especies. Los peces son animales sintientes independientemente de su grado de conciencia o sentido del dolor. En consecuencia, es importante asegurarse de que se toman todas las medidas necesarias para minimizar el dolor, la angustia o el daño evitables que podrían ocurrir en las situaciones de cría.
Por este motivo, los piscicultores se comprometen a proporcionar a los peces las mejores condiciones de bienestar posibles en cada sistema de cría y entorno. El sector ha producido guías de mejores prácticas de vanguardia sobre el bienestar de los peces. Algunas guías se centran exclusivamente en el bienestar, como las ‘Directrices para gestionar el bienestar de los peces de cría durante el transporte por carretera’ de Italia o la ‘Guía de bienestar de los peces del Mediterráneo sobre buenas prácticas e indicadores de evaluación’ de Grecia.
Otros documentos son más generales pero con capítulos dedicados al bienestar, como el Código de Buenas Prácticas en Piscicultura de Polonia que aborda la piscicultura en estanques y salmónidos. Y en algunos casos, el sector ha desarrollado directrices en estrecha colaboración con ONGs de bienestar animal, como la ‘Guía para el bienestar de los peces en la acuicultura española’.
Todas estas prácticas tienen algo en común: el bienestar de los peces es ahora una prioridad importante tanto para los productores y profesionales del sector de la piscicultura como para la comunidad científica, los consumidores, las ONGs, los organismos reguladores y las autoridades.
Los productores se preocupan por el bienestar de los animales porque entienden su responsabilidad ética y porque además saben que las condiciones de crianza impactan en la calidad de los alimentos producidos. Por esta razón, han desarrollado y adoptado prácticas y tecnologías para evaluar la condición de los peces, monitorizar la ejecución o comportamiento y mejorar el bienestar. Además de esto, los organismos públicos reguladores y de gestión y las organizaciones independientes han desarrollado normas y planes de bienestar certificados para determinadas especies acuícolas.
Esto plantea nuevos desafíos para el sector, incluida la revisión de opiniones científicas actuales y la actualización del marco legal. Al evaluar el bienestar, se han desarrollado indicadores de bienestar específicos y medibles para evaluar el bienestar de los peces en sí, como la salud, el crecimiento corporal, la nutrición y el apetito, la apariencia externa, las lesiones y la mortalidad, así como sus condiciones ambientales de cría, como el oxígeno, la saturación, salinidad del agua, temperatura, pH del agua o turbidez del agua, iluminación, densidad de población y tecnología de operaciones. Estos parámetros son monitorizados regularmente por el personal de las granjas de peces, ya que son de vital importancia para su bienestar.
Asimismo, se toman muestras de peces en las granjas y se envían a laboratorios especializados para su análisis y detección de posibles signos de malestar o malas condiciones ambientales para corregirlos de inmediato, reduciendo el estrés de los peces, evitando agresiones entre individuos y mejorando su salud y bienestar. Es importante mantener las condiciones de higiene tanto en el medio de cultivo como durante los procedimientos de manipulación para prevenir la aparición de infecciones y enfermedades transmitidas por patógenos que pueden causar enfermedades en los peces.
Se implementan una serie de medidas preventivas para evitar este tipo de fenómenos, como la vacunación frente a patógenos específicos, muestreo para evaluar la salud de la población y el mantenimiento de las condiciones de higiene durante las operaciones. Cuando los peces se crían en tanques, es extremadamente importante mantener la calidad del agua en niveles óptimos y observar estrictas normas de higiene para prevenir enfermedades emergentes.
Algunas intervenciones veterinarias, como las vacunas en una etapa particular del ciclo de producción, son rutinarias para las poblaciones de peces. Por el contrario, otras intervenciones, incluidos los tratamientos antibióticos o antiparasitarios, se implementan solo cuando es necesario y tienen una tendencia de uso a la baja. En cualquier caso, la implementación de prácticas veterinarias es fundamental para mejorar las condiciones de vida de los peces.
En toda Europa, existen fuertes medidas y controles para el movimiento de peces vivos, donde se necesita una certificación libre de enfermedades antes del transporte. Los piscicultores europeos y sus veterinarios continúan trabajando en conjunto para desarrollar Planes de Salud Veterinaria y programas globales optimizados de vigilancia y seguimiento. La Federación Europea de Productores de Acuicultura, FEAP, apoya firmemente las buenas prácticas de bienestar animal y forma parte del Comité Asesor de Salud Animal de la Comisión Europea. Dado que la acuicultura es reconocida como una de las soluciones más eficientes para alimentar de manera sostenible a una población mundial en crecimiento, estas mejores prácticas para el bienestar animal son de suma importancia para proteger la salud humana y animal y garantizar la seguridad y la calidad de los alimentos.