CARENCIA DE HIERRO Y "HAMBRE OCULTA": LA DESNUTRICIÓN EN MICRONUTRIENTES TAMBIÉN AFECTA A LOS PAÍSES DE MÁS RENTA
El Día de la Deficiencia de Hierro, que se celebra anualmente el 26 de noviembre, se instituyó para crear conciencia sobre la importancia del hierro para nuestra salud y los impactos de la falta de hierro. European Livestock Voice y el Proyecto Carne Sostenible (Carni Sostenibili) aprovecharon esta ocasión para destacar la importancia de una dieta equilibrada y de una ingesta suficiente de proteínas animales.
Los síntomas de la deficiencia de hierro
El cansancio, los dolores de cabeza frecuentes, la dificultad para respirar, la tez pálida, el cabello y las uñas quebradizas, la irritabilidad, la falta de concentración y una mayor exposición a infecciones son todas situaciones que pueden atribuirse a un bajo nivel de hierro en el cuerpo. Se estima que un tercio de la población mundial, especialmente las mujeres en edad fértil y los niños menores de 5 años, están afectados por la deficiencia de hierro. Sin embargo, es una afección que aún se descuida en gran medida y se infra diagnostica, en gran parte debido a las dificultades para reconocer los síntomas, que a menudo parecen no estar relacionados.
Dieta y aporte de hierro
Las guías de nutrición recomiendan una ingesta de entre 10 y 18 miligramos de hierro al día, que puede llegar a casi el doble en determinadas condiciones: la ingesta recomendada para mujeres embarazadas es de 27 mg y de 11 mg durante la lactancia (LARN, 2014).
Elisabetta Bernardi, especialista en Ciencia de los Alimentos y nutricionista, destaca que el hierro está presente en los productos alimenticios en dos formas: el hierro hemo, que se encuentra en la carne y algunos pescados, y el hierro no hemo, que se encuentra tanto en productos vegetales como animales. Se diferencian en su forma química y especialmente en los mecanismos de absorción. El hierro hemo es altamente biodisponible (se absorbe un 25-30% de esta forma), aunque representa una parte menor del hierro dietético, mientras que la absorción del hierro no hemo es menor y más variable (se absorbe un 1-10% de esta forma). Cuando el hierro hemo está presente en la comida, permitirá una mayor absorción de hierro no hemo. Incluso los alimentos ricos en vitamina C, como los tomates y los cítricos, pueden promover la absorción de hierro no hemo, pero comer carne sigue siendo la mejor arma para combatir la «deficiencia de hierro».
Niños y deficiencia de hierro
El hierro se utiliza en varios sistemas enzimáticos del cerebro, incluidos los que intervienen en la producción de energía, la síntesis de receptores de dopamina, la mielinización de las células nerviosas y la regulación del crecimiento cerebral. Además, el hierro modifica los procesos de desarrollo de las neuronas del hipocampo al alterar el crecimiento dendrítico. “Algunos autores -explica Elisabetta Bernardi- han encontrado un rendimiento significativamente menor en las habilidades del lenguaje, la motricidad y la atención en niños cuyos niveles de ferritina eran más bajos. Existe un amplio consenso científico de que la deficiencia de hierro daña las capacidades cognitivas, conductuales y motoras. Estos déficits cognitivos pueden aparecer a cualquier edad, incluso con niveles normales de hemoglobina”.
“Hambre oculta”, niños y mujeres son los más afectados
Sin embargo, hoy en día no solo existe un problema con la deficiencia de hierro. Según un estudio reciente publicado en The Lancet Global Health, la mitad de los niños en edad preescolar en todo el mundo y dos de cada tres mujeres en edad reproductiva padecen “hambre oculta”, una forma de desnutrición por falta de micronutrientes y vitaminas, como el hierro, pero también yodo, zinc, folatos y vitamina A. “Todos elementos -afirma la experta- que aportan principalmente los alimentos de origen animal. Somos omnívoros porque es gracias a los alimentos de origen animal que obtenemos fácilmente los nutrientes esenciales que necesitamos”.
Este síndrome de ‘desnutrición silenciosa’, que hace que el cuerpo sea más propenso a enfermarse, afecta a gran parte de la población. Según el estudio, el 56% de los niños en edad preescolar (6-59 meses) y el 69% de las mujeres no embarazadas en edad reproductiva (15-49 años) presentan carencia de al menos un micronutriente. Estamos hablando de 372 millones de niños en edad preescolar y 1.200 millones de mujeres en edad fértil no embarazadas que presentan carencias específicas: Hierro, zinc y vitamina A para los preescolares y hierro, zinc y folatos para las mujeres en edad reproductiva.
La desnutrición también afecta a los países de rentas altas
Las poblaciones de los países en desarrollo son las más afectadas, donde se consumen principalmente arroz, trigo y maíz, alimentos feculentos que, si bien aportan niveles calóricos suficientes, son nutricionalmente incompletos. Nueve de cada diez mujeres en el sur de Asia y África subsahariana padecen falta de vitaminas o minerales esenciales. Pero incluso en los países de alto nivel de renta, la cantidad de mujeres que padecen “hambre oculta” es significativa. Por ejemplo, entre un tercio y la mitad de las mujeres en edad reproductiva carecen de al menos un nutriente en los Estados Unidos y el Reino Unido. Una dieta equilibrada que no excluya ningún tipo de alimento es fundamental.
“Necesitamos todos los alimentos, tanto de origen animal como vegetal, para componer el complicado puzzle de nutrientes que necesitamos a diario –dice la experta–. Y en determinados alimentos, como los de origen animal, los nutrientes se encuentran en la forma más asimilable. Es muy difícil formular píldoras de nutrientes con los mismos niveles de absorción que los alimentos porque los factores sinérgicos suelen ser difíciles de recrear. Solo piense en la leche en polvo para niños que, con tanta investigación y tecnología, todavía no es tan nutritiva como la leche materna, ¡y la hemos estado formulando durante casi 200 años!”.
El menú con hierro también es para niños
Entonces, ¿cómo podemos integrar el hierro y otros micronutrientes en nuestra dieta? He aquí tres consejos de la experta: “En primer lugar, consume carne de vacuno o cerdo al menos una o dos veces por semana –dice Elisabetta Bernardi–, luego, cuando elijas carne blanca, es mejor optar por el muslo, que es más rico en hierro. Por último, no comer fruta fuera de las comidas habituales, porque la vitamina C que aporta debe formar parte de la comida para facilitar la absorción del hierro no hemo de los alimentos”. Y para los niños, es bueno acostumbrarlos desde pequeños a comer platos ricos en hierro y micronutrientes esenciales. El mejor truco es involucrarlos en la elaboración de los platos. “Un momento de verdadera diversión – dice Bernardi – también importante para la educación alimentaria de los niños”.