El sector avícola y su compromiso con el Bienestar Animal
La industria avícola europea se distingue por su alta eficiencia, progresividad y sostenibilidad. Es un pilar estratégico dentro del sistema alimentario de la Unión Europea y representa un valor productivo total de 38 mil millones de euros, con exportaciones que superan los 2 mil millones de euros anualmente. En total, en Europa se producen 12,9 millones de toneladas de carne avícola anualmente.
Como la industria avanzada y comprometida que es la avícola, ésta tiene el foco puesto en perfeccionar incansablemente los procedimientos a lo largo de toda la cadena de valor, entre los que cobra especial relevancia el campo del Bienestar Animal.
Lo mismo sucede con el sector avícola en España. En concreto, se sacrifican un total de 787.313 aves al año mientras que las toneladas consumidas rondan los 1.7 millones anuales. En España se producen cada año más de 1.6 millones de toneladas de carne avícola, correspondiente a 793 millones de aves, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Con estos datos, España se sitúa como el tercer productor de carne de ave en la UE, por detrás de Polonia y de Francia (superando a Alemania).
Bienestar Animal, Sostenibilidad y Seguridad Alimentaria: los pilares del sector
La avicultura en España se distingue globalmente por su proactividad, innovación y adaptación a los desafíos emergentes, tanto desde la perspectiva de los consumidores como de la cadena agroalimentaria. Alcanzar tal estatus ha sido posible gracias a una inversión persistente en cada fase productiva, abarcando desde la genética hasta el marketing final de los productos avícolas. Esta industria no solo es pilar de la economía española, sino que también revitaliza el sector empresarial en zonas rurales.
El progreso técnico y profesionalización de granjas y empresas del sector avícola las posiciona en la vanguardia, incluso para penetrar en mercados globales más competitivos. Las instalaciones están dotadas con la última tecnología en prevención de amenazas biosanitarias y enfermedades de transmisión entre animales (zoonosis); las granjas tradicionales ahora son granjas tecnificadas, con control de humedad, temperatura o luminosidad, gestión eficiente de energía, tratamiento de residuos, implementación de equipos de protección individual, etc. Se trata de un proceso que continúa de forma progresiva, y hoy en día las granjas avícolas son instalaciones que tienen como máxima prioridad el bienestar y bioseguridad de las aves. El sector se ha volcado en modernizar sus instalaciones con la ayuda de la innovación y digitalización, invirtiendo en la trazabilidad para mejorar todos los tramos de la producción.
Esta responsabilidad es compartida y se enriquece con las propuestas mejoras de un variado espectro que incluye a comités de expertos académicos, organismos de certificación, operadores comerciales, y organizaciones dedicadas a la protección animal. El diálogo y el respeto en este proceso de enriquecimiento es continuo.
Como resultado de este compromiso por mejorar las buenas prácticas de gestión animal y contribuir a una mayor eficiencia en la producción y a una mayor calidad de los productos, el sector ya cuenta con la certificación Avianza Animal Welfare (AAWS), iniciativa enmarcada en el sello común “B+ Compromiso Bienestar Animal”, un proyecto que surge de las Organizaciones Interprofesionales Agroalimentarias del sector ganadero – cárnico español y que agrupa a las interprofesionales de cada uno de los sectores representados. Obtener la certificación AAWS, específica del sector avícola de carne, es necesario para la autorización del uso de la Marca “B+ Compromiso Bienestar Animal”.
Este referencial de Bienestar Animal para aves de engorde sienta las bases de los más estrictos procesos en la producción de carne de aves y asegura el cumplimiento de la normativa legal comunitaria; eleva los estándares por encima del mínimo legal porque amplía los campos de actuación y control referentes a las cinco libertades del Bienestar Animal. En las granjas se evalúan aspectos que afectan a la alimentación, comportamiento, gestión y manejo por parte del personal y su relación con las aves, instalaciones y sanidad. Mientras que en los centros de procesamiento se evalúan aspectos relacionados con el efecto del manejo por parte del personal, el transporte y operaciones conexas, su estabilización y operaciones de aturdido, el sacrificio y las posibles lesiones durante estas prácticas.
Todo este proceso de certificación y control se encuentra bajo el paraguas de Aves de España, un sello de confianza y transparencia para los consumidores de carne de ave española (pollo, pavo y codorniz), en el que colaboran conjuntamente empresas, granjeros, instituciones públicas, entidades de certificación y colectivos profesionales y, por supuesto, la distribución. La certificación Aves de España en los productos cárnicos avícolas asegura al consumidor que los operadores que la obtienen disponen de un sistema certificado que incluye estrictos requisitos de trazabilidad, calidad y control, identificando en el mercado a las aves de corral para la producción de carne (fresca, refrigerada o congelada, ya sea envasada o a granel); y productos elaborados, transformados o procesados con la misma.
La propuesta de la EFSA: crónica de una muerte anunciada
Como queda patente, el sector avícola español cuenta con un engranaje profesionalizado y con garantías, pero que se está viendo amenazado por las últimas normativas europeas. La propuesta de cambios para el sector de carne avícola que la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) ha remitido a la Comisión Europea para su valoración incluye medidas severas que asestará un golpe mortal a más de las 25.000 granjas dedicadas a la cría de aves de corral en Europa, de las que más de 5.000 se encuentran ubicadas en España.
Llevar a cabo estas medidas de Bienestar Animal supondría la reducción de casi un 70% de la superficie útil de las granjas, por lo que se necesitaría construir alrededor de un 73% más de granjas para abastecer la demanda del mercado, lo que supondría una inversión de más de 1.800 millones de euros.
La aplicación de esta normativa supondría también retroceder en los avances en genética que permiten en la actualidad ser la producción cárnica más sostenible, eficiente y responsable con el medio ambiente y garantizar la seguridad alimentaria.
Todo esto se traduce en que el precio de la canal se podría triplicar en granja. En el producto más consumido en España, la pechuga, podría llegar a los 15€ o 20€ el kilo en pollo de graja convencional. Este incremento supondría para la mayoría de los españoles convertir el pollo en un producto de lujo para las familias, que perderían la posibilidad de acceder a una proteína de muy alta calidad y que se considera un producto refugio para los consumidores.
Fuente: Artículo elaborado por la Asociación Interprofesional Española de Carne Avícola (AVIANZA)