La salud y el bienestar animal están irremediablemente vinculados
Los conceptos de salud y bienestar animal se confunden a menudo. Pero existe un amplio consenso de que, aunque se trate de dos conceptos distintos, están irremediablemente vinculados. La salud animal es un requisito previo para el bienestar animal. Al igual que ocurre con las personas, cualquier enfermedad puede causar dolor, malestar, pérdida de apetito, etc. a los animales y provocar que no se encuentren bien. Del mismo modo, si un animal está estresado, mal alimentado o mal cuidado tiene mayores posibilidades de enfermar. Dándose así un vínculo inseparable entre ambos conceptos.
Los ganaderos europeos son muy conscientes de la importancia de la atención veterinaria para evitar el sufrimiento de los animales y mantener su bienestar. Pues si el bienestar de los animales no es el adecuado, aumentará la susceptibilidad a las enfermedades y al comportamiento agresivo. Algo que va en contra de los intereses del ganadero, por lo que hará todo lo posible por garantizar un buen bienestar animal.
Así, esta relación entrelazada entre la salud y el bienestar de los animales hace que ambos conceptos sean extremadamente importantes en la industria ganadera. Y no solo por los propios animales, sino en un contexto social más amplio, porque la salud y el bienestar de los animales tienen una repercusión muy importante en la inocuidad y en la calidad de los alimentos, así como en las expectativas que tiene el consumidor. Pues hay a quien preocupa que la transición a granjas con un mayor número de animales pueda comprometer su bienestar, argumentado que ello hace imposible brindar una atención y cuidados más personalizados. Sin embargo, no hay ninguna razón que demuestre que los ganaderos de ganaderías de gran tamaño valoren el bienestar de los animales de manera diferente que sus colegas de granjas pequeñas.
Dependiendo de las consideraciones de lo que implica el bienestar, es probable que algunas granjas fomenten el acceso de sus animales a pastar, y algunas personas valoren la importancia de este aspecto al considerar el bienestar animal. Pero no hay ninguna evidencia que respalde que el estándar de bienestar sea inferior en sistemas de estabulación. Y al contrario de lo que pueda pensarse, los sistemas de producción de granjas más grandes podrían permitir la opción de implementar procedimientos operativos como el uso de la tecnología para rastrear y monitorizar animales, realizar inversiones más costosas para mejorar el bienestar o brindar formación a empleados.
Por estos motivos, el esfuerzo político por revertir el tamaño de las ganaderías debería estar más bien dirigido a mejorar el bienestar animal en granjas de cualquier tamaño. En general, se aplican estrictas directrices de bioseguridad y medidas de control nacionales y por parte de la Unión Europea para mantener la salud animal. Y el sistema de seguimiento de la estrategia “De la granja a la mesa” de la UE incluye políticas clave para la gestión de la salud animal, respaldadas por una amplia disponibilidad de soluciones preventivas, como vacunas o diagnósticos para la detección temprana, y de tratamientos. De modo que, independientemente del tamaño o que la ganadería sea intensiva o extensiva, la salud animal se basa en una buena gestión de la explotación y en la cooperación permanente entre todas las partes involucradas a nivel europeo.
Cada sistema de producción ganadera presenta sus propias fortalezas y desafíos. Y existe un consenso de que, independientemente del tamaño de las explotaciones, un rebaño más sano ofrece un mejor rendimiento, por lo que los ganaderos son los primeros interesados en garantizar la buena salud y el bienestar de sus animales.