RADIOGRAFÍA DE UN SECTOR ASFIXIADO
2022 ha sido un año muy difícil para el sector ganadero-cárnico. El aumento desbocado de los costes de producción provocado por el encarecimiento de materias primas e insumos, los costes energéticos y la mano de obra están, literalmente, “asfixiando” a ganaderos e industrias.
Algo de lo que ANICE ha venido alertando en los últimos meses y que ha quedado reflejado en la octava edición del Barómetro de la Industria Cárnica correspondiente al primer semestre de 2022, elaborado por la Asociación, en colaboración con Cajamar, que muestra un descenso del Índice de Sentimiento de la Industria Cárnica Española (ISICE), con respecto al segundo semestre de 2021, derivado de la confluencia de todos estos factores.
De hecho, el 87,3% de los empresarios encuestados ha manifestado en la nueva entrega del Barómetro, que sus costes han crecido en el primer semestre de 2022, de los cuales un 70,9% temen que estos sigan incrementándose.
Y no es de extrañar, solo la energía es un 344% más cara que hace tres años.
Los costes energéticos están teniendo un enorme impacto en el sector cárnico al tratarse de una industria altamente consumidora de energía. Solo en el primer trimestre de 2022, el precio medio de la electricidad fue de 228,41 euros/MW/h, lo que representa un 572,6% y un 105,1% más respecto a 2020 y 2021, y se estima que este año el sector abonará en costes energéticos un total de 1.494,8 millones de euros.
Por su parte, el gas registró un repunte considerable en julio, a pesar del tope en el precio aprobado en la “excepción ibérica” de España y Portugal, lo cual hace casi imposible el desarrollo normal de la actividad y, por otro lado, estrecha mucho más aún los márgenes ya casi inexistentes en muchos casos.
Las ayudas no llegan.
El PERTE Agroalimentario en el que las empresas habían depositado muchas de sus expectativas de recuperación tras la grave crisis provocada por la pandemia, tampoco parece que vaya a contribuir a oxigenar económicamente a la industria. Las complejas condiciones de acceso a los fondos europeos dificultan y desaniman la participación de las industrias en convocatorias que se anuncian y que nunca llegan, o que cuando lo hagan será demasiado tarde.
A ello se suma la escalada de la inflación y sus efectos negativos en la retracción del consumo y la amenaza continua de nuevas propuestas legislativas, nacionales y comunitarias, que añaden nuevas cargas administrativas a las maltrechas economías de productores e industriales.
El panorama económico actual de este sector se complica más a medio y corto plazo, en el horizonte 2030, por el ingente desarrollo normativo de las políticas europeas de sostenibilidad derivadas del Pacto Verde, la Economía Circular o la Estrategia de la Granja a la Mesa.
Por ejemplo, el nuevo impuesto al plástico que entrará en vigor el 1 de enero de 2023, tendrá un sobrecoste estimado para la industria alimentaria, cercano a los 700 millones de euros, lo cual culmina ya todos los males que podían acontecer al mismo tiempo a un sector económico estratégico para España como es el sector cárnico.
Sin embargo y pese a la pérdida de rentabilidad, en un momento de incertidumbre y recesión como el actual, la octava edición del Barómetro Anice-Cajamar, presentado tan solo hace unos días, también ha dejado algunos datos positivos.
La industria confía en mantener el empleo y sus inversiones
Más de un tercio de las empresas han aumentado su plantilla durante el primer semestre del 2022, y más de la mitad confirma su compromiso con la estabilidad en el empleo y, por extensión, con la fijación de población en las zonas rurales.
Las exportaciones se consolidan como motor sectorial
La estrategia de internacionalización está permitiendo a las empresas posicionar a la industria cárnica española como una de las principales potencias exportadoras de carne de calidad a nivel mundial, abriendo al mismo tiempo oportunidades comerciales por la capacidad de llegar a nuevos mercados cuyo consumo, o bien en estos momentos es estable o se encuentra en crecimiento.
Expresado por más del 83% de las empresas encuestadas, las exportaciones se consolidan como una vía de diversificación de riesgo y motor estratégico para la industria cárnica.
Gracias a este esfuerzo, en 2021 la industria cárnica continuó batiendo récords, superando los 8.990 millones de euros que se traduce en un aumento de ventas al exterior del 3,72%. Una evolución positiva dada la gran calidad de nuestros productos, y con mucho recorrido, que podrá seguir creciendo si se adoptan las medidas necesarias para paliar el aumento de los costes de producción y se reducen las cargas administrativas.
Es momento de ayudar, y de eliminar trabas a la producción, para favorecer el desarrollo empresarial de la industria cárnica, y seguir ostentando nuestro status de potencia exportadora. Ello nos permitirá continuar generando economía rural para frenar el despoblamiento y la pérdida de patrimonio, garantizando la pervivencia de las empresas productoras de alimentos en su inestimable responsabilidad de suministrar alimentos seguros y de calidad a la población.
Fuente: Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE)