De todas las empresas y negocios afectados por el coronavirus, las granjas europeas se encuentran entre las más vulnerables y las más esenciales. En un momento en que la demanda de alimentos seguros y asequibles está aumentando, la pandemia ha restringido el acceso a los trabajadores ganaderos y ha interrumpido operaciones de procesamiento en las granjas.
Y además de estas presiones, los ganaderos también se enfrentan a intentos de utilizar la COVID-19 para influir en la política de la UE y socavar la ganadería animal al vincular falsamente el brote con prácticas ganaderas modernas, que a menudo son difamadas y poco entendidas.
Desde una perspectiva empresarial, esto es inútil, pero desde una perspectiva científica, está totalmente equivocado. El coronavirus, como el SARS, el Ébola y casi las tres cuartas partes de las enfermedades infecciosas transmitidas por animales, no se crearon en una granja, probablemente se originaron en la vida silvestre.
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