Por lo general, sería prudente que en la Unión Europea se valorasen los riesgos para la salud humana antes de promocionar este tipo de producción como una alternativa preferible a la ganadería.

Para algunas personas, producir carne sin animales es un deseo que se remonta a muchos años atrás. Winston Churchill imaginaba un futuro con carne cultivada ya por los años 30. Sin embargo, la realidad que hay detrás de esta utopía no es necesariamente lo que hubiera esperado Churchill. 

«Carne artificial», «carne cultivada» o «carne in vitro» son todas expresiones que empezaron a ganar en popularidad en 2013, después de la producción y cata de la primera «hamburguesa» hecha a partir de células madre, producida por Mark Post de la Universidad de Utrecht. Desde entonces, la «carne» cultivada se ha presentado en los medios generalistas como una de las fuentes alternativas de «carne» más prometedoras para resolver los problemas de bienestar animal y de seguridad alimentaria, a la vez que conservar el medio ambiente. Esta alternativa a la carne convencional ha atraído a grandes inversores, sobre todo empresas conocidas de tecnología digital, que ahora apuestan por una rápida aceptación en bolsa de estos productos a expensas de la producción ganadera tradicional. Sin embargo, si miramos las publicaciones académicas, parece que la comunidad científica es más escéptica comparada con los medios generalistas sobre el desarrollo de la «carne in vitro». 

La «carne in vitro» no es carne mágica, ¡hay que producirla igualmente!  

La «carne cultivada» o la «carne in vitro» se deriva de tejidos y células cultivadas en un entorno de laboratorio en vez de proceder de un organismo vivo, según la definición que proporciona Mark Post. De hecho, la «carne in vitro» es un clúster de células musculares extraídas de un animal que se multiplican en placas de Petri con un medio de cultivo lo suficientemente rico como para permitir que las células se multipliquen. Incluso con las técnicas más avanzadas, los medios de cultivo aún necesitan hormonas, factores de crecimiento, suero fetal bovino, antibióticos o fungicidas para el desarrollo de las células. Con esta información de fondo, la «carne in vitro» no se puede considerar como una alternativa «natural» al ganado de la Unión Europea, que debe respetar unas normas muy estrictas en relación con el uso de antibióticos, y donde el uso de hormonas está prohibido. De hecho, dichos productos no se pueden denominar «carne», ya que faltan varios tipos de células importantes (como células nerviosas, adipocitos, etc.) en esta intervención, que no es más que un cultivo de células.

El impacto ambiental de los cultivos de células in vitro sigue siendo motivo de controversia

Aún no está claro si la producción de «carne cultivada» representaría una alternativa más sostenible para el clima. Los efectos de la producción de «carne cultivada» en el clima dependerían del nivel de generación de energía descarbonizada y de la huella ambiental específica de dicha producción. Hace falta desarrollar un análisis de ciclo de vida (ACV) detallado y transparente de los sistemas de producción de «carne cultivada». Si nos basamos en los datos disponibles, la producción in vitro no ofrece ninguna ventaja medioambiental comparada con la producción de carne auténtica.

El hecho de que la «carne cultivada» requiere de un proceso que consume energía y del uso de compuestos y moléculas que normalmente están prohibidos en la alimentación del ganado (hormonas, antibióticos, etc.), es un aspecto que habitualmente se ignora.

Aceptación del consumidor 

Los investigadores creen que los sucedáneos de carne pueden ser altos en proteína, pero aún existe gran preocupación por el contenido de hierro y vitamina B12. Además de los aspectos nutricionales, otro de los retos de la «carne cultivada» es el de imitar las propiedades organolépticas de la carne auténtica con un coste económico para poder recibir la aceptación de posibles consumidores. Si las empresas que participan en el desarrollo de carne cultivada en laboratorios quieren ser competitivos para el año 2020, reproducir la complejidad real de la estructura de la carne y su sabor seguirán siendo un gran reto para convencer a la gran mayoría de consumidores. En este contexto, independientemente de las percepciones de cada uno, la «carne in vitro» no se puede considerar una alternativa a corto plazo, ya que tendrá que someterse primero al largo y difícil proceso de la aceptación por parte del consumidor. 

Fuentes:
– Hocquette et al., 2013
Cultured meat timeline
Cultured meat in western media: The disproportionate coverage of vegetarian reactions, demographic realities, and implications for cultured meat marketing
Bill Gates and Richard Branson are betting lab-grown meat might be the food of the future
https://www.futura-sciences.com/planete/actualites/rechauffement-climatique-viande-in-vitro-encore-pire-planete-vraie-75120/
Is it possible to save the environment and satisfy consumers with artificial meat?
– What is artificial meat and what does it mean for the future of the meat industry? 
Climate Impacts of Cultured Meat and Beef Cattle – John Lynch and Raymond Pierre Humbert
Lab meat is cheap enough for anyone to buy
Consumer acceptance of cultured meat: A systematic review