La sanidad animal es un requisito para el bienestar animal. Al igual que ocurre con las personas, cualquier tipo de enfermedad puede provocar dolor, malestar, pérdida del apetito, etc., lo que significa que las personas, o en este caso los animales, no se encuentran «bien». De igual modo, cuando los animales –al igual que las personas– se sienten estresados, o no tienen la alimentación o los cuidados adecuados, pueden enfermar. Así que existe una relación intrínseca entre los dos conceptos. 

Los ganaderos europeos son muy conscientes de que, en caso de enfermedad, es importante contar con los cuidados de un veterinario para que se pueda pautar el tratamiento adecuado que evite el sufrimiento del animal y ayude a mantener un alto nivel de bienestar.

Si hay poco bienestar, cuando los animales se sienten mal o estresados, aumenta la propensión a contraer enfermedades y a comportarse de manera agresiva. Esto no es conveniente para el ganadero, así que por lo general los ganaderos toman las medidas necesarias para asegurar un buen bienestar animal.

Esta relación entre la salud y el bienestar de los animales significa que ambos conceptos tienen una gran importancia para las granjas. Y en la práctica tienen la misma importancia, no solo para los animales, sino también dentro de un contexto social más amplio, ya que la sanidad y el bienestar animal son aspectos importantes de la seguridad alimentaria y de la calidad de la carne, al igual que para las expectativas de la opinión pública.