EL CONFINAMIENTO NO EQUIVALE AUTOMÁTICAMENTE A UN BIENESTAR ANIMAL DEFICIENTE

El comportamiento natural, uno de los elementos identificados en las Cinco Libertades del Bienestar Animal, es un punto cada vez más polarizador que surge en los debates sobre lo que constituye un buen bienestar de los animales de granja. Contrariamente a lo que a algunos les pueda parecer lógico, lo natural no siempre puede ser bueno para el bienestar.

Las conversaciones polarizadas sobre el uso de jaulas en la ganadería a menudo se centran en si las granjas deben encajar con los animales o al revés. Por un lado, del debate está la posición de los grupos defensores de los derechos de los animales, que creen que el bienestar de los animales solo se puede defender en los sistemas de alojamiento al aire libre, ya que solo los sistemas de alojamiento al aire libre pueden adaptarse a los comportamientos naturales.

Si bien el comportamiento natural es importante para el bienestar de los animales, es perturbador reducir algo tan complejo como el bienestar de los animales a conceptos simplistas como: “el campo libre es bueno, el confinamiento es malo”. No debemos olvidar que los comportamientos naturales de los animales incluyen instintos tales como expresar dominio.

La naturaleza jerárquica de las gallinas ponedoras es, por ejemplo, la razón directa por la cual la tasa de mortalidad es el doble en los sistemas de alojamiento al aire libre en comparación con las jaulas enriquecidas. Para que el animal sea libre de ser picoteado por los animales dominantes en el grupo, un sistema de alojamiento en libertad no necesariamente ayudará a garantizar un buen bienestar animal. Este es un ejemplo de por qué los enfoques simplistas del bienestar animal, quizás basados en nuestros pensamientos y sentimientos humanos, pueden disminuir en lugar de mejorar los niveles de bienestar animal.

Los sistemas de corral no son los mejores por definición, solo porque la palabra “libertad” resuena de una manera tan poderosa con casi todos, comolo expresa la científica líder mundial en bienestar animal Marian Stamp Dawkins . En cambio, ella dice, nuestra guía para un buen bienestar animal pasa por el conocimiento que la investigación sobre bienestar animal puede brindarnos. “¿Los animales cautivos quieren hacer todas las cosas que hacen sus contrapartes salvajes, o prefieren encontrar abundante comida sin tener que buscarla? La conexión entre el bienestar ‘natural’ y ‘bueno’ se convierte en algo que tiene que establecerse con hechos observando a los animales mismos, no solo haciendo suposiciones románticas sobre cómo podría ser la vida en la naturaleza”.

A través de los llamados tests de elección, en los que se mide la motivación de los animales por diferentes recursos a través de la carga de trabajo que están dispuestos a soportar para acceder al recurso, se puede aportar un conocimiento científico muy bueno sobre las preferencias de los animales. Tales pruebas han documentado la gran importancia de los baños de polvo para las gallinas y la construcción de nidos para los visones, ambos comportamientos que se encuentran en las contrapartes salvajes de las especies domesticadas. Sin embargo, el mismo tipo de pruebas han documentado que el acceso al agua para nadar no es particularmente importante para los visones de granja, lo que demuestra que, en la medida en que se les puede preguntar a los animales, los comportamientos naturales pueden ser importantes o no importantes.

El uso de jaulas u otras técnicas de confinamiento temporal en la ganadería es un tema candente en Europa hoy en día, y este debate cargado de emociones ha logrado encontrar un lugar en la revisión de la legislación de Bienestar Animal de la UE. Las conversaciones sobre el uso de jaulas, la libertad de movimiento y el derecho de los animales a tener sus propias vidas continúan enfocándose en puntos de vista y valores humanos muy personales. Si bien estos valores son legítimos, no ofrecen ningún pensamiento objetivo en torno a la definición de bienestar animal basado en realidades y conocimientos científicos específicos de la especie y del sistema de granja.

Se puede tomar como ejemplo las parideras para cerdas. Estas pueden parecernos incómodas, pero están diseñadas para proteger al lechón. El confinamiento temporal en las jaulas evita que la cerda se acueste accidentalmente sobre los lechones, lo que de otro modo podría ocurrir de forma natural, provocando la muerte de los lechones.

Pero el uso continuado del confinamiento para algunas especies en Europa no significa que los ganaderos no estén dispuestos a realizar cambios donde los cambios estén respaldados por los últimos conocimientos científicos y donde sean factibles tanto desde el punto de vista práctico como desde el económico.

Por ejemplo, el sector europeo de las aves acuáticas cambió todo su equipamiento en respuesta a la Recomendación del Consejo de Europa de 22 de junio de 1999. Todas las jaulas individuales – épinettes – fueron reemplazadas por jaulas colectivas que permiten a los patos y gansos estar de pie con una postura normal, girar sin dificultad, batir sus alas y realizar movimientos normales de alimentación y bebida. Este sistema de alojamiento cumple con los requisitos de bienestar animal, los imperativos sanitarios y la ergonomía del trabajo del ganadero, logrando la excelencia en la producción. La forma en que se logra o mantiene el bienestar animal no es tan blanco o negro en el mundo real. Las limitaciones deben ser bien investigadas junto con las oportunidades. Y debería ser una cuestión de ciencia, no de emoción.

Artículo original de la European Livestock Voice