¿LA CARNE IMPORTADA DE TERCEROS PAÍSES EN EUROPA RESPETA EL BIENESTAR ANIMAL?

La Unión Europea es el mayor importador de alimentos del mundo, importando cantidades significativas y crecientes de carne y productos cárnicos. La carne de ave es el sector de importación más importante, con 985,38 mil toneladas importadas en 2023. La UE también es uno de los mayores productores de carne de ave del mundo y un exportador neto de productos avícolas, con una producción anual de alrededor de 13,4 millones de toneladas. La UE importa productos avícolas de alto valor, incluida la carne de pechuga y los preparados de ave, que los consumidores europeos prefieren, principalmente de Brasil, Tailandia y Ucrania, donde los costes de producción son mucho más bajos. La segunda carne más importada en la UE es la de vacuno, con 375,19 mil toneladas de vacuno y ternera importadas en 2023.

¿La carne importada de terceros países cumple con las normas de bienestar animal de la UE?

En términos de peso en canal, el primer socio comercial es el Reino Unido, que representa el 28,3% de la carne de vacuno, seguido inmediatamente por los países sudamericanos, que juntos representan el 57,1% de las importaciones de carne de vacuno en la UE: Brasil (26,4%), Argentina (16,9%) y Uruguay (13,8%). Brasil y Argentina representan por sí solos casi el 44% del valor de la carne de vacuno importada, siendo el Reino Unido el tercer socio comercial más importante, seguido de Uruguay, Estados Unidos y Australia. Al igual que con las aves de corral, se importan principalmente cortes de alto valor a la UE, lo que significa que la competencia de terceros países tiene un impacto económico aún mayor en los productores de la UE. Pero, ¿cumple toda esta carne importada de terceros países los estándares europeos de bienestar animal?

La UE está negociando acuerdos bilaterales de libre comercio con estos países para facilitar el comercio. En estas negociaciones, la UE ha tratado de incluir disposiciones sobre cuestiones como el bienestar animal. Sin embargo, estas disposiciones a menudo requieren la cooperación entre las partes, lo que significa que no son normas vinculantes. En materia de bienestar animal, las importaciones procedentes de terceros países están sujetas a su legislación nacional y, en muchos de los países de los que importamos, la legislación es limitada.

El papel de la OMC

El bienestar animal está reconocido en la actualidad en las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero es complejo. En teoría, los países de la UE con altos estándares de bienestar animal deberían imponer estándares idénticos a los productos importados. Sin embargo, aunque un miembro de la OMC puede prohibir prácticas ganaderas cuestionables en su territorio, no puede restringir la importación de productos derivados de estas prácticas en otros países. Por lo tanto, no hay garantía de que la carne o los animales vivos importados de terceros países cumplan con los mismos estándares impuestos a los productores de la UE.

Sin embargo, en los últimos años, la OMC ha tomado decisiones importantes que son potencialmente más positivas para el bienestar animal y el medio ambiente. En el caso de la carne de aves de corral, por ejemplo, el tercer país debe aplicar la legislación sobre la protección de los animales en el momento del sacrifico de una manera «equivalente». En el sector de los huevos, la Comisión pretende ensalzar la prohibición de la UE de las jaulas en batería convencionales en los acuerdos comerciales, que entró en vigor en 2012. En este contexto, los agricultores, las cooperativas y las organizaciones de la UE están promoviendo altos estándares de bienestar animal a nivel mundial. Están trabajando con las partes interesadas de la UE para alentar a los socios comerciales a respetar estándares más elevados de salud y bienestar.

Las normas de importación de carne están totalmente armonizadas en todos los Estados miembros de la UE

Los países no pertenecientes a la UE interesados ​​en exportar carne a la UE deben seguir directrices específicas para garantizar que sus exportaciones cumplan con altos estándares de higiene, seguridad del consumidor y sanidad animal. Por ejemplo, se requiere una Certificación Veterinaria para importar carne fresca y productos cárnicos a la UE. La Comisión Europea debe reconocer a la autoridad competente del país no perteneciente a la UE. Este reconocimiento garantiza que el país exportador pueda cumplir con los mismos estándares que los Estados miembros de la UE. La UE enfatiza la gestión de la calidad y los controles de procesos a lo largo de la cadena alimentaria, desde la granja hasta la mesa. La transparencia en materia de salud animal, seguridad alimentaria, estándares ambientales y bienestar animal es crucial. La autoridad veterinaria nacional competente debe llevar a cabo todas las negociaciones y diálogos bilaterales sobre las importaciones de carne.

La idea de imponer a los productos importados las mismas normas de bienestar animal que las que se aplican en la UE es un tema de debate en la actualidad. Se ha pedido a la Comisión Europea que evalúe la base y la viabilidad jurídica de aplicar los estándares de salud y medio ambiente de la UE, incluido el bienestar animal, a los productos agrícolas y alimentarios importados. La aplicación de las normas de bienestar animal de la UE a los productos animales importados ofrecería de forma sistemática a los consumidores de la UE el tipo de productos con los que se sienten más cómodos éticamente. Garantizaría que el consumo europeo no alimente modelos de producción inhumanos e insostenibles más allá de las fronteras de la UE.

Sin embargo, es importante señalar que los productos animales importados actualmente escapan a la mayoría de las normas de bienestar animal de la UE.

La revisión de la legislación de la UE sobre bienestar animal debería haber abordado estos argumentos, y los nuevos requisitos en materia de bienestar animal deberían ser una oportunidad para que la UE lidere la transición global hacia sistemas alimentarios sostenibles. Esto incluye considerar la prohibición de las jaulas, las densidades de población y las asignaciones de espacio, las mutilaciones, el enriquecimiento y el sacrificio de los pollitos macho. Sin embargo, cualquier cambio tendría que estar en consonancia con las normas de la OMC. Se trata de una cuestión compleja, que equilibra los intereses de los consumidores, los productores y los animales, y un área de debate político activo.

Fuente: Artículo original de la European Livestock Voice