LA DIETA “SANA” DE EAT-LANCET ES DEFICIENTE EN MICRONUTRIENTES

La dieta para la salud planetaria que preconiza la EAT-Lancet es deficiente en nutrientes. Un nuevo estudio científico revela las deficiencias de la dieta que propone la Comisión EAT-Lance “para la salud planetaria global”, calificada como “sana tanto para las personas como para el planeta”.

No es algo nuevo, numerosos expertos han expresado previamente su preocupación por esta dieta basada en limitar la ingesta de alimentos altamente procesados, así como los de origen animal, incrementando significantemente los alimentos a base de plantas, con el objetivo de asegurar una alimentación sostenible y saludable mundialmente. De hecho, los expertos señalan que esta dieta tiene una cantidad muy baja de carne y productos de origen animal, que es insuficiente para cubrir las necesidades nutricionales de la población, particularmente, de los micronutrientes esenciales, que son más numerosos y biodisponibles en alimentos de origen animal.

Este nuevo estudio muestra que la dieta “EAT-Lancet para la salud planetaria global” es deficiente en micronutrientes esenciales como Vitamina B12, Vitamina A, Ácido Fólico, Calcio, Hierro y Zinc, especialmente para las poblaciones más vulnerables. Según los expertos se necesita un cambio significativo en esta dieta para cubrir estas deficiencias, incrementando el porcentaje de alimentos de origen animal y reduciendo los de origen vegetal por su alto contenido en fitatos. Algunas dietas a base de plantas son ricas en factores anti-nutritivos como el fitato, que pueden impedir la absorción de nutrientes.

Por este motivo, el consumo excesivo de alimentos a base de plantas a expensas de los productos de origen animal podría ocasionar importantes deficiencias y malnutrición. El estudio releva que para conseguir una dieta completa y adecuada en micronutrientes, sin necesidad de suplementos o alimentos enriquecidos, se debería incrementar la carne y los alimentos de origen animal del 14% al 27% del total de Kcal, se debería reducir el porcentaje de fitatos dietéticos de 1985mg a 1021 mg para mejorar la absorción de zinc y se debería permitir un ratio 3:1 en cereales integrales y refinados.

Los alimentos contienen miles de compuestos, algunos de los cuales no se pueden reemplazar artificialmente, que interactúan entre sí en una matriz compleja y que tienen una influencia positiva para el metabolismo y la salud. Estos resultados son importantes ya que aportan nuevas evidencias científicas sobre las deficiencias en nutrientes de las dietas ricas en alimentos de origen vegetal y bajas en los de origen animal, particularmente en hierro, calcio y zinc.

Sería necesario un incremento en los alimentos ricos en nutrientes como el pescado, marisco, semillas, huevos y carne y una reducción de los alimentos ricos en fitatos como los cereales integrales, legumbres y frutos secos para conseguir una dieta adecuada desde el punto de vista nutricional, sin tener que recurrir a la suplementación o los alimentos enriquecidos.

También se plantea la cuestión sobre la prioridad que debemos dar los asuntos medioambientales a expensas de la salud y nutrición adecuada de la población.

¿Deberíamos priorizar los alimentos ricos en nutrientes a expensas del medio ambiente? ¿deberíamos priorizar la suplementación o los alimentos enriquecidos a expensas de una dieta que contenga principalmente alimentos ricos en nutrientes? ¿Deberíamos priorizar la preservación del medio ambiente a expensas de una nutrición adecuada?

Sin duda, necesitamos producir de forma sostenible y regenerativa tanto los alimentos de origen animal como los de origen vegetal en consonancia con los ecosistemas locales y dentro de los límites planetarios. Se deben tener en cuenta las directrices específicas del contexto en cuestión, utilizando datos locales cuando sea posible, para informar a los legisladores y los expertos en planificación de los programas relevantes. 

Los autores sugieren que, en lugar de recomendar una dieta para la salud “planetaria”, se deberían recomendar dietas que sean apropiadas localmente y que satisfagan las necesidades nutricionales y las pautas sobre dietas locales, teniendo en cuenta los diversos contextos culturales y condiciones ambientales.

Una dieta sostenible y saludable es posible para todo el mundo; no obstante, se requiere de un esfuerzo y unión por parte de los Gobiernos, la sociedad civil y la academia. La salud de las personas y la preservación del medio ambiente son dos de los grandes retos a los que nos enfrentamos a día de hoy, y que están relacionados. No debemos dejar a ninguno de los dos atrás, a expensas del otro.

Fuente: Artículo original de la European Livestock Voice