Los aditivos en la alimentación animal: contribución a la seguridad de los alimentos, la salud y el bienestar animal y la sostenibilidad del planeta
Cuando hablamos de aditivos para alimentación animal, nos estamos refiriendo a un amplio grupo de ingredientes que cumplen con funciones muy distintas en la alimentación de los animales, tanto en los destinados a la producción de alimentos como en los animales de compañía.
Así pues, ¿Cómo definiríamos un aditivo para la alimentación animal? Se trata, principalmente, de ingredientes que se añaden en cantidades muy pequeñas a la dieta diaria, con el objetivo de realizar una función específica. En muchos casos, son los mismos componentes que se utilizan en los alimentos que ingerimos diariamente. En otros casos, pueden ser más específicos para cubrir las necesidades o características que requieren determinadas especies animales, de distintas edades, para su correcta alimentación y desarrollo.
Vamos a ver cómo trabajan y qué beneficios aportan estos aditivos, no solo a los animales que los ingieren mejorando su nutrición, también a la población que consume esos alimentos de origen animal y teniendo en cuenta los beneficios para el medio ambiente, para una mejor sostenibilidad a nivel global.
Los aditivos tecnológicos son aquellos que tienen una función tecnológica o de las características físicas de los piensos. Contribuyen a mejorar la presentación (por ejemplo, mejorando la textura, la dureza o que el pienso no se apelmace). Otro ejemplo serían los conservantes. Muchos de ellos se presentan en la naturaleza, como mecanismo de defensa de las plantas o sus frutos, preservándolos del ataque de hongos y bacterias. Estos aditivos, utilizados en los piensos, evitan la proliferación de microorganismos que degradan el alimento, protegen al animal y reducen la cantidad de pienso que debería rechazarse o desperdiciarse por este motivo. Contribuyen, pues, al objetivo general de reducción de desperdicio de alimentos.
Otro grupo es el de los colorantes y aromatizantes-saborizantes. Mejoran el aroma, el sabor o la presentación del pienso buscando una mayor apetencia. Esto es especialmente interesante en períodos como la convalecencia. También en las primeras semanas de vida, cuando es muy importante conseguir una ingestión adecuada de nutrientes en los animales muy jóvenes.
Las vitaminas, los oligoelementos como el hierro y los aminoácidos, se consideran aditivos nutricionales. Todos ellos son esenciales para una correcta y equilibrada nutrición. Estos componentes nutricionales permiten, por ejemplo, mejorar el perfil proteico de los piensos, y dietas con menor proteína cubriendo las necesidades de aminoácidos de los animales. Con ello se consigue una menor excreción de nitrógeno al medio ambiente.
Los denominados aditivos zootécnicos son ingredientes que se han diseñado especialmente para mejorar los piensos. En este grupo encontramos las enzimas para mejorar la digestibilidad de la dieta. También los probióticos que regulan la flora intestinal y aportan beneficios importantes para la salud intestinal y el bienestar de los animales. También encontramos aquí determinadas enzimas, como las fitasas, que aumentan la digestibilidad del fósforo de origen vegetal del alimento y por lo tanto reducen la emisión al medio ambiente de este elemento. Cuando determinados nutrientes como el fósforo o el nitrógeno de la proteína se aportan al medio ambiente en cantidades excesivas, pueden llegar a generar una proliferación de algas en el medio acuático, que puede alterar los equilibrios necesarios en el ecosistema. Con la utilización de aditivos, se consigue un mejor aprovechamiento de los nutrientes y una reducción de la liberación al medio ambiente de determinados nutrientes.
Algo que tienen en común todos los aditivos es la necesidad de superar un proceso de autorización que requiere la realización de numerosos y rigurosos estudios para garantizar la seguridad del aditivo, principalmente para los animales, para los consumidores, y para los operarios que los manipulan. Cualquier riesgo se debe identificar y evaluar a conciencia. Finalmente, también se debe demostrar la eficacia, justificando mediante estudios que el producto cumple con esa función identificada para la que se está autorizando. El estudio y evaluación de los datos pasa por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que es un organismo científico que aplica criterios muy rigurosos en base a la seguridad de los alimentos y los piensos que se consumen en la Unión Europea.
Todo esto coloca a los aditivos en una situación de máxima seguridad alimentaria y demostración de eficacia para usos muy especializados.
Sin embargo, detrás de todo el esfuerzo que realizan las empresas de alimentación animal para poner estos ingredientes seguros en el mercado, existe a menudo una percepción negativa por parte de la sociedad. Una percepción negativa que no se correspondería con la realidad si tenemos en cuenta las muchas virtudes y la contribución de estos aditivos para la salud de los animales, también para la salud de las personas y, finalmente, para la salud del medio ambiente.
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