Los alimentos que elegimos, la forma de movernos, y cómo estas actividades contribuyen al cambio climático están recibiendo mucha atención de los medios de comunicación.  En este contexto, se comparan con frecuencia las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el ganado y por el transporte, pero de manera equívoca.
En este artículo, Anne Mottet y Henning Steinfeld, de la FAO, explican los inconvenientes de simplificar los datos cuando hablamos de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del ganado.

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