Desde los años 80, la UE ha establecido normas para garantizar un nivel adecuado de bienestar animal en lo relacionado con la producción de alimentos en Europa. También existen muchas iniciativas puestas en práctica por la cadena alimentaria para responder a las exigencias de los consumidores para asegurar condiciones de bienestar animal más rigurosas. Por ejemplo, los sellos de calidad existentes están integrando nuevos elementos en sus especificaciones, y los etiquetados de bienestar animal están cumpliendo con la tendencia del consumidor de comprar estos productos.
Pero la gran duda es cómo diferenciar las normas de bienestar animal de los métodos de producción convencionales cuando, por norma europea, hay que garantizar el bienestar animal en todo tipo de producción. Y cómo presentar esta información en el etiquetado cuando ya es obligatorio para la venta de cualquier producto de origen animal, y por tanto, no se puede indicar de manera específica en la etiqueta que el producto «cumple con las normas de bienestar animal».