En el sentido más filosófico, esta idea está basada en la noción de que la vida es moralmente «sagrada» independientemente de si se trata de una vida humana o de un animal. En este sentido, los defensores insisten en que los animales deberían disfrutar de los mismos derechos y libertades que las personas, en concreto, el derecho a su propia vida. Para la mayoría de las personas, sin embargo, comer carne es lo más natural del mundo. Y hay una buena razón para ello. La teoría dominante actual en el campo de las ciencias naturales explica que el consumo de proteína animal procesada ha sido un elemento crucial en la evolución de la humanidad. Los estudios demuestran que hubiera sido biológicamente imposible que el hombre desarrollara un cerebro tan grande si no hubiera consumido carne, y por ende, debemos el mundo tal y como lo conocemos hoy al consumo de proteína animal. En otras palabras, la evolución ha diseñado al hombre para ser omnívoro. 

Un amplio estudio ha mostrado que el 84% de los vegetarianos vuelven a comer carne, y de ellos, un 30% comentan que experimentaron síntomas relacionados con la salud mientras seguían una dieta sin carne. Mientras algunas personas pueden seguir una dieta sin carne perfectamente, otras personas tienen dificultades para mantenerla. Con todos estos antecedentes, parece bastante fuera de lugar asegurar que la carne es asesinato. 

Además de que el consumo de carne forma parte del ADN humano en cierto sentido, hay otros muchos problemas asociados con la idea de que la «carne es asesinato». Si la vida en sí es sagrada, ¿entonces los árboles y las plantas entran también dentro de este ámbito de preocupación moral? ¿Y los insectos? ¿Dónde está el límite, y por qué está en ese punto en concreto? Encontramos otro problema si pensamos en todos los animales salvajes que mueren de manera inevitable por la acción del hombre que siembra cultivos para las dietas basadas en plantas, o si consideramos los avances médicos que solo se pueden conseguir con la experimentación con animales, o el control de plagas que, entre otros muchos beneficios, evitan la proliferación de enfermedades. 

Aunque el lema «carne es asesinato» puede resultar llamativo, los derechos y libertades universales están basados precisamente en la idea de que las personas somos capaces de entender el concepto de libertad, y por tanto, la libertad de expresar los pensamientos e ideas. Que la carne sea asesinato puede ser una verdad para unas pocas personas en este mundo. Para la gran mayoría, la carne es simplemente una parte de una dieta sana y equilibrada, además de un legado de la historia de la evolución humana. Lo que no es ni natural ni aceptable para la evolución de la humanidad es el actual desperdicio generalizado de alimentos y de recursos tan preciados. Los ganaderos son muy conscientes de esto, y a menudo son los primeros en luchar contra el desperdicio de alimentos.    

Fuentes: 
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5417583/
– https://time.com/4252373/meat-eating-veganism-evolution/
https://www.berkeley.edu/news/media/releases/99legacy/6-14-1999a.html
https://www.psychologytoday.com/intl/blog/diagnosis-diet/201903/the-brain-needs-animal-fat