Los animales, al igual que las personas, pueden enfermar, independientemente del manejo en la granja, y requieren los cuidados adecuados del veterinario y del ganadero. Reducir las infecciones en animales es esencial para mejorar la seguridad alimentaria y la producción de alimentos y reducir el posible sufrimiento del animal. Las buenas prácticas de cría, bioseguridad e higiene son esenciales para proteger la sanidad y bienestar animal en las granjas europeas.

El uso de vacunas para la prevención de enfermedades, junto con una buena higiene, planes sanitarios para los rebaños y una buena nutrición son los primeros elementos para reducir la incidencia de enfermedades bacterianas. Siempre que sea posible, los ganaderos siguen el criterio «mejor prevenir que curar». La utilización de pruebas diagnósticas y tecnologías innovadoras como la monitorización digital también pueden favorecer la detección precoz de enfermedades y facilitar un punto de apoyo para una gestión sanitaria más enfocada.

Pero a pesar de nuestros mejores esfuerzos, los animales, al igual que las personas, pueden enfermar. La responsabilidad del ganadero es proporcionar los cuidados adecuados siguiendo las recomendaciones de un veterinario en el caso de que la enfermedad aparezca.